La capacidad de Kate Moss para reinventarse es envidiable. Ahora reaparece con una peluca totalmente platino en la portada del próximo número de la revista ID, un estilo que ha trasladado a su pelo natural. Melena más corta, rozando el hombro, y flequillazo. Y como Navidad está a la vuelta de la esquina, con esos aires renovados ha presentado en Londres sus propuestas navideñas para TopShop, la cadena británica con precios bastante razonables, para la que ya ha diseñado dos colecciones: una el verano pasado y otra para este otoño, que se vende ahora en las tiendas.
La puesta en escena de esta nueva colección fue en el muy exclusivo Annabel, en Mayfair, adonde regresaron por una noche los aires discotequeros de finales de los setenta y principios de los ochenta. Kate Moss vestía un mono pantalón negro, con escote en V y muy anchos de pierna, que de vez en cuando cubría con una capelina de paillettes plateadas. Las incondicionales acudieron a su llamada: Jade Jagger, Elle MacPherson, Naomi Campbell, a las que se unió la princesa Beatriz, la inquieta primogénita de Andrés de Inglaterra y Sarah Ferguson, que ya ha despuntado en este mundillo.
Comenzó el desfile sobre una pasarela dorada, a ritmo, como no, de Grace Jones, fiel asidua de la mítica discoteca neoyorquina Studio 54. Los protagonistas: un vestido bastante mini, en su mayoría combinados con media negra tupida; otro aún más mini, a pierna descubierta desafiando el calendario; y para compensar, uno de gasa hasta los pies, otro vestido menos ceremonioso con estampados florales neohippies. En esta minicolección de 10 piezas también tiene su espacio un impecable esmoquin blanco.
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